El jefe de la Unidad de Investigación de la UNJBG, Pablo Franco León, aseguró que la cuenca Locumba está en crisis, sin embargo, no se realizó acción alguna para su recuperación.
Por la situación, consideró que las autoridades deben priorizar las mesas de concertación y tratar la regularización de la licencia para extracción de agua en zonas altas, ante la cantidad de volumen de agua extraída por la minería.
“La empresa minera privada no puede seguir haciendo un uso excesivo de estos recursos subterráneos, pues extraer agua del subsuelo en zonas áridas es de alto riesgo”, expresó.
Además, refirió que mediante estudios se comprobó la afectación de la subcuenca Callazas, que perdió gran cantidad de volumen de agua. No obstante, los niveles seguirán disminuyendo y se incrementará la presencia de metales pesados como arsénico, boro, manganeso, plomo, mercurio y otros, de no tomar medidas al respecto.
En esa línea, advirtió que este recurso hídrico, usado para la agricultura, generará problemas de biacumulación en los cultivos, que finalmente serán consumidos por la población, causando posiblemente daños a la salud.