En una marcha pacífica en Arequipa, los miembros de la CONACAMI (Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería) hicieron sentir su voz de protesta antiminera, su no rotundo a las minas. Un nutrido contingente policial los vigila desde cerca.
Miles de personas se manifestaron contra los mineros y trataron de ingresar a las instalaciones de TECSUP, donde se lleva a cabo una convención de empresas y funcionarios mineros. Los policías imposibilitaron el ingreso de los manifestantes, que con sus arengas antimineras opacaron la convención minera.
“Creo que es importante que los pueblos para sensibilizar al Gobierno y hacernos escuchar”, dijo el presidente del Frente de Defensa del Valle del Tambo, Julio Gutiérrez.
Los dirigentes contaron además que planearán una marcha pacífica antiminera utilizando sus maquinarias hacia el Valle del Tambo.
Los manifestantes frente a la Policía Nacional del Perú quemaron un muñeco con las letras «no a la mina». Clamando «agua sí, mina no», se movilizó la recia muchedumbre por las calles arequipeñas.
Un manifestante, contento por la exitosa convocatoria, contó al corresponsal de Radio Uno que mucha gente de la convención minera se retiró pensando que iba a haber un enfrentamiento, lo que nunca se dio porque esta marcha en la región sur fue pacífica.
«Necesitamos el diálogo. Pero no un diálogo sólo entre la minera y el Gobierno, sino también el pueblo que tiene todo el derecho de participar», comunicó uno de los dirigentes.
En distintas regiones del Perú donde las empresas mineras desarrollan sus actividades hay protestas por parte de la población. Las acusaciones del pueblo dicen no a la contaminación, reclaman una distribución equitativa del canon minero y que las mineras asuman verdaderamente su responsabilidad social.
El clamor sincero y desinteresado del pueblo al Gobierno de Ollanta Humala es que se tenga un monitoreo y leyes fiscalizadoras a las mineras, que dañarían el agua y el medio ambiente, es decir la forma de vida, de miles de peruanos que, en un mar de protesta, los pasados días inundaron las calles de Arequipa, la ciudad blanca.