Mandatarios de 12 países institucionalizarán este viernes en Brasilia la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), a la sombra de la tensión y la discordia reintantes entre varios países de la región.
La UNASUR quiere ser un gran foro de diálogo y concertación política para los países sudamericanos, además de espacio de debate de los grandes temas de la integración, que reunirá a los presidentes una vez por año y deberá funcionar por consenso.
La ironía es que muchos de sus fundadores asisten a la cita con grandes temas sin resolver con sus vecinos.
El caso al rojo vivo es el de Ecuador, Colombia y Venezuela, que protagonizan una de las tensiones más agudas en la región en muchos años. Esta detonó en marzo tras una incursión de tropas colombianas para atacar un campemento de la guerrilla de las FARC en Ecuador.
El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, anunció el miércoles que renunció a la presidencia de la UNASUR, que debía asumir en Brasilia, por considerar que "no era prudente" en estos momentos, "dadas las dificultades con los presidentes de Venezuela (Hugo Chávez) y Ecuador (Rafael Correa)". La chilena Michelle Bachelet asumirá la presidencia.
"La estructura de UNASUR debería funcionar por encima de las diferencias ideológicas entre los gobiernos", afirmó el ex presidente ecuatoriano Rodrigo Borja, al anunciar el jueves que no aceptará ser el secretario general.
Diferencias de mayor o menor intensidad coexisten en la región: Argentina y Uruguay dirimen una disputa por la instalación de una papelera en una área fronteriza, y Chile y Bolivia siguen sin relaciones diplomáticas desde 1978, por falta de acuerdo ante la centenaria demanda boliviana de acceso al mar.
"La UNASUR nace bajo el signo de la paradoja: hay un cuadro de fragmentación en la región y en este articulamos una organización de concertación política; pero ese mismo cuadro justifica que se cree ese espacio de diálogo", destacó a la AFP el vicedirector del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia (UNB), Alcides Costa Vaz.
Son grandes las diferencias en los modelos económicos y políticos, y en las orientaciones internacionales, con proyectos más nacionalizadores y de izquierda en Bolivia, Ecuador y Venezuela, o un Perú y una Colombia más cercanos a EEUU.
También son distintas las concepciones de "cómo debe ser el espacio sudamericano, entre Venezuela, con un componente ideológico y antihegemónico, y Brasil, sin la carga ideológica y que prefiere una región articulada para relacionarse más equilibradamente con los grandes poderes", alertó Costa Vaz.
Pero, precisó, "prevalece en los países la conciencia de la importancia de una concertación".
Los presidentes tendrán oportunidad de ventilar sus diferencias en una reunión privada, a la que asistirán sólo ellos con sus asesores mas próximos, un formato instituido por el propio foro.
Brasil, el primer interesado en difundir el mensaje de la integración regional, espera que la cumbre ofrezca una oportunidad de acercamiento para la candente crisis entre Colombia, Ecuador y Venezuela, informó la pasada semana el principal asesor internacional del gobierno, Marco Aurelio Garcia.
La UNASUR sumará una población de 388 millones de personas, un PIB de 1,9 billones de dólares, y la integran Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
El concepto de reunir a los sudamericanos surgió de Brasil, con una primera cumbre suramericana que se celebró en Brasilia en el 2000.
El tratado constitutivo de la UNASUR llama a "construir una identidad y ciudadanía sudamericanas y desarrollar un espacio regional integrado", según extractos a los que tuvo acceso la AFP.
Se fija objetivos como fortalecer el diálogo político, asegurar un espacio de concertación, llama a la integración, entre otros energética energética, y a logros sociales como erradicar la pobreza.