El fin de semana en Iquique, un grupo de ciudadanos chilenos atacó un campamento de migrantes venezolanos, entre quienes figuraban niños y niñas. El hecho provocó el repudio vía redes sociales.
Rosa Marschhausen, coordinadora de Cáritas Iquique, si bien expresó que «las personas que hicieron estos desmanes estaban fuera de control» aclaró que no se trata de toda la población chilena -aseguró- existen grupos que entienden la situación que atraviesan los migrantes.
«Entendemos que la migración de los hermanos venezolanos es una migración forzosa, ellos no vienen acá porque quieren, todos sabemos que la situación está muy mal y que ellos buscan seguridad y un mejor futuro como familias. También nos tenemos que poner en el lugar de las personas que viven acá en Iquique», comentó.
Comentó que el problema de la migración se acentuó en pandemia debido a que «la mayoría de familias que llegan a Iquique no han podido generar recursos económicos por el tema de la cuarentena, toque de queda y porque ellos trabajan en el comercio informal. Ante ello, muchos decidieron ocupar calles generando una especie de villa».
“En la plaza Brasil están más de 6 meses con venezolanos, no tienen condiciones mínimas para vivir, hacían necesidades en las calles, orinaban en botellas y estaban ahí los desechos, habían muchas peleas y fiestas”, agregó.
Para la representante de Cáritas «debe haber una coordinación a nivel central de Gobierno para con toda la institución y los responsables, para nosotros la iglesia y organizaciones sociales dar solución a esto».