Ante los últimos proyectos de ley expuestos en el Congreso, donde llama la atención que está dirigido al control de organismos electorales, que hasta ahora son autónomos. El excongresista Alberto Quintanilla explicó a Radio Uno, su preocupación por las implicancias de la iniciativa de la legisladora Yessica Amuruz.
“Pueden ser altos funcionarios para aspectos remunerativos, pensionarios y administrativos, pero para efectos de control político tienen que ser excluidos del control del Congreso de la República y el poder ejecutivo, para que ciertamente puedan actuar con libertad y llevar los procesos electorales con transparencia”, mencionó sobre los jefes del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec).
Teniendo en cuenta que el proyecto de ley expuesto por Amuruz, busca modificar los artículos 39 y 99, para que los titulares de las organizaciones mencionadas puedan ser acusados por supuestas infracciones constitucionales, y luego deponerlos por el Parlamento.
Según el parecer del excongresista, “la lógica de la derecha está expresada en la figura de que la señora Keiko Fujimori controla el congreso y a partir de ello pueda gobernar el país. El congreso de la república no gobierna el país.”
Ante las recomendaciones que hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), mencionó que “si el Estado no le hace caso a la comisión, ésta tendría que denunciar ante la corte interamericana para que tome medidas coactivas. Es el procedimiento y esperamos que el gobierno peruano acate las recomendaciones, las respete y no vaya a ser denunciado”.
Respecto a las últimas declaraciones de la presidenta Dina Boluarte, cuando dijo que no tenía mando en las fuerzas armadas, Quintanilla hizo la comparación con un expresidente, “recordemos que igual argumento hizo Alberto Fujimori y ahora está preso, porque si tenía mando, si tiene capacidad de control”.
Refirió que cuando Boluarte le deje de ser útil a la derecha, “le va a bajar la mano y va a terminar presa”. Es más, sentenció, “no le queda políticamente hablando otra que renunciar, ya perdió toda capacidad de presión, toda capacidad de tomar decisiones autónomamente”.