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ANTINADA

«La verdadera vida está en los sueños, en esas cosas que deseamos y que a veces nos parecen inalcanzables» (Julio Cortázar).

América Latina está atravesando una furiosa ofensiva anticomunista que está socavando miserablemente los basamentos morales de la política actual, tanto en la «izquierda centrista», socialdemócrata e hidropónica, sin raíces históricas, como en la derecha sinárquica, fascistoide, empresarial, perfectamente estúpida e increíblemente hipócrita, cuyo único horizonte es el poder del dinero o el poder por un poder mal entendido. El trasnochado anticomunismo se da en una sociedad latinoamericana absolutamente debilitada por la corrupción, la ignorancia y la inseguridad, en una sociedad acomodaticia que ha sido asimilada fácilmente por el insoportable virus capitalista. «Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice» (George Orwell), en una sociedad infectada por la miseria moral, en una sociedad donde las palabras jamás alcanzan para comprender la pobreza, en una sociedad que literalmente ha perdido la dignidad latinoamericana, en una sociedad que no ha entendido que se desenvuelve en una cultura dependiente e insolvente, en una sociedad que acepta sin miramiento alguno una campaña anticomunista, terrorífica, inmisericorde e inhumana. ¿ Cómo se enfrenta el anticomunismo ? Sólo con diálogo, positividad y capacidad política. No se puede aceptar en este siglo XXI un anticomunismo enfermizo, ni un antinada, pues no es propio de un continente que espera salir del subdesarrollo cultural para emprender con eficiencia un camino que nos aleje finalmente del neofascismo antidemocrático. ¿ Cómo es posible que todavía no hayan alternativas correctas para encontrar formas superiores y entender la pobreza ? «Pero lo malo del sueño no es el sueño. Lo malo es eso que llaman despertarse» (Julio Cortázar). ¿ Qué podría significar el triunfo de un candidato(a) comunista en cualquier país de la Región ? Nada. Absolutamente nada. Sólo sería la continuación de un gobierno feble que juega placenteramente con el neoliberalismo (digo del actual gobierno chileno). El anticomunismo es parte de la ignorancia de quienes lo enarbolan como bandera de su propia estulticia, de quienes no entienden que una idea no se persigue ni se encarcela, «Bendito sea el pan, bendito el que lo come sin cadenas» (Roque Dalton), de quienes no comprenden que no se solicita permiso para pensar, ni mucho menos para amar, de quienes no saben que el ser humano es libre por sí mismo, de quienes desprecian el arte, máxima expresión de lo humano, de quienes simplemente son incapaces de expresar belleza, de quienes no entienden que la buena política es sabiduría, de quienes no saben que la intolerancia es parte de un pensamiento mínimo, simple, condición que podría llevar a la insolvencia moral para resolver cualquier problema social, de quienes no comprenden que cualquier pensamiento se respeta, de quienes no captan que el peor analfabeto es el ignaro político, parafraseando a Bertold Brecht, o sea, aquel político que simplemente no sabe tomar decisiones, de quienes no saben que la política no es comercio, «Jamás voy a entender por qué un político gana más que un profesor» (José «Pepe» Mujica). El anticomunista habla sin saber nada de nada, menos de comunismo, el anticomunista no ha leído literatura ad hoc, el anticomunista vive desinformado, el anticomunista es aquel facho pobre o pobre facho desclasado quien ha olvidado su origen socio-cultural, el anticomunista es aquel extremista de derecha quien niega toda posibilidad a un pensamiento mayor y trascendente, el anticomunista es aquel quien rechaza el cambio climático, el anticomunista es aquel quien jamás perdonará a su adversario político, «Perdona siempre a tus enemigos. Nada les molestará más» (Oscar Wilde), el anticomunista nunca olvidará el nombre de sus oponentes políticos. Es decir, nadie puede ser anti algo. Nadie. Ser anti en política es cerrar cualquier espacio de discursos positivos, de diálogos fructuosos. En fin, ser anticomunista es despreciar cualquier pensamiento esperanzador, impregnado de una nueva conciencia latinoamericana, finalmente humana.