El acuerdo para el intercambio de rehenes y presos entre Israel y Hamás, que marca el inicio de un proceso de paz, debe entenderse únicamente como la primera etapa de un camino mucho más extenso y complejo. Así lo afirmó el internacionalista y excanciller peruano, Miguel Ángel Rodríguez Mackay, quien se encuentra participando de actividades en las Naciones Unidas en Nueva York.
Desde los pasillos de la ONU, Rodríguez Mackay destacó que el intercambio de rehenes y presos es un «acuerdo de personas… nada más», y es crucial entender que «no se vaya a creer que se ha alcanzado la paz definitiva». Aunque la paz es el espíritu y objetivo del proceso, la negociación, llevada a cabo por Egipto, Qatar y Turquía, se estructura en tres fases.
Fase 1: Liberación y Peligros Colaterales
La primera fase, centrada en el intercambio de rehenes vivos (20 entregados por Hamás) por cerca de 2.000 detenidos palestinos (de los cuales 250 ya fueron devueltos o están en proceso de serlo) por parte de Israel, se considera cumplida.
Sin embargo, el excanciller advierte sobre las implicaciones de esta liberación: los 2.000 hombres recuperados no son únicamente miembros de Hamás, sino también de «milicias concomitantes» que lidian contra Israel, como la Yihad Islámica y Hizbolá. Rodríguez Mackay sostiene que estos liberados son, en muchos casos, «gente peligrosa» que podría «volver a ese estado anterior» e incluso migrar a Irán u otros países, sin intención de cesar su búsqueda del Estado palestino.
Fase 2: Desarme Rápido y Retiro Total
La siguiente etapa, aunque ya está acordada, implica una dificultad enorme: la desmilitarización de Hamás y el retiro total de las tropas de Israel de la Franja de Gaza.
Rodríguez Mackay enfatiza que esta etapa debe ser rápida, ya que la permanencia de tropas israelíes en Gaza «no significará ninguna paz». El desmantelamiento de Hamás supondrá un «punto de inflexión», un proceso análogo al que tuvo que asumir la guerrilla de las FARC en Colombia, incluyendo la entrega de armas, para poder alcanzar la paz. Israel, por su parte, se retirará de la Franja de Gaza de forma similar a como lo hizo Ariel Sharon en 2003.
Fase 3: La Gobernabilidad, el Máximo Obstáculo
Según el internacionalista, la fase que concentra «la mayor dificultad o complejidad» es la tercera: la definición del nuevo gobierno de Gaza.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, buscaba como garantía que Hamás «ya no iba a controlar la Gaza». El objetivo es que la Autoridad Nacional Palestina (el gobierno de Ramala, liderado por Abu Mazen) «entre a tallar» y retome el control. Esto permitiría recuperar la unidad palestina entre Gaza y Cisjordania (que se perdió cuando Hamás llegó al poder), y seguramente el gobierno de Palestina tomaría el control, en lugar de Hamás.
La reconstrucción de la Franja de Gaza, devastada por el conflicto, no podrá concretarse hasta que se defina la estabilidad política en esta tercera fase. Además, Cisjordania, desconectada de Gaza desde que Hamás tomó el poder, debe volver a vincularse sobre la base de la unidad palestina.
Agenda a Largo Plazo
El resultado de la primera fase ha tenido efectos directos en los líderes políticos involucrados. El presidente de EE. UU., Donald Trump, ha quedado «totalmente empoderado», su popularidad está en alza, y es considerado el «hombre de la paz». Trump es aliado de Netanyahu y no lo abandonará.
En cuanto a Benjamín Netanyahu, que se encontraba «completamente debilitado, desgastado», ha recuperado espacios a nivel interno al ceder a las presiones de Washington y aceptar los planteamientos de Trump. No obstante, su imagen internacional «es muy mala» debido a imputaciones por parte de Sudáfrica en la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional.
Rodríguez Mackay señala que la fase tres es el punto de partida para un proceso más profundo que, una vez conseguida la unidad palestina, llevará a una mesa de diálogo con Israel para abordar los asuntos de fondo: territorios ocupados, el retorno de refugiados palestinos, el desmantelamiento parcial de asentamientos judíos, y el alistamiento de fronteras definidas.
Una vez que Israel reconozca a Palestina como Estado, con la anuencia de Estados Unidos, prosperará en la ONU (donde el internacionalista se encuentra actualmente) el reconocimiento de Palestina como estado miembro, levantándose el veto de EE. UU.. Sobre el tema de Jerusalén, Mackay considera que es el más fácil de resolver, ya que siempre se acordó que la ciudad vieja mantuviera un «estatus internacional» con presencia cristiana, judía y musulmana.
El excanciller concluye que, aunque hay una «luz en el túnel», la resolución de todos estos puntos profundos en la tercera fase «todavía va a tomar su tiempo».
🔴Excanciller Miguel Ángel Rodríguez Mackay destaca que cumplida la entrega de rehenes, la negociación pasa a la compleja etapa de desarme de Hamás y definición de un nuevo gobierno en Gaza. En tanto el presidente de EE. UU., Donald Trump, consolida su imagen de «hombre de paz». pic.twitter.com/w5fXTdmU2b
— radio uno (@radiouno_pe) October 13, 2025
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