La situación diplomática entre Perú y México ha escalado a su punto más crítico después de que el gobierno mexicano concediera asilo político a la ex-Premier Betssy Chávez. Ante esta decisión, el gobierno peruano de José Jerí anunció la inmediata ruptura de relaciones diplomáticas con México.
La expremier Chávez había dejado de asistir a las últimas tres audiencias del juicio que enfrenta por el fallido golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo. Su ingreso a la embajada y la solicitud de asilo fue el detonante de la acción peruana, que se produjo antes de que México comunicara formalmente el otorgamiento del asilo al Perú.
El excanciller e internacionalista, Miguel Ángel Rodriguez Mackay, calificó la decisión de romper relaciones como «muy apresurada» y lamentó que se haya elevado un tema delictivo al «alto nivel de la relación de estado», pues esta medida establece un precedente negativo, ya que en casos anteriores de asilo, como el otorgado a Nadin Heredia por Brasil, no se produjo una ruptura de relaciones diplomáticas. Tampoco se rompieron lazos con Uruguay en 2018, cuando Alan García solicitó asilo allí (el cual fue denegado). El experto considera que una ruptura de relaciones solo ameritaría un «casus belli» grave, como la violación de una misión diplomática (en referencia al caso de Ecuador y México).
A la vez, enfatizó que la concesión de asilo por parte de México es una prerrogativa que debe ser respetada. «La única situación que estamos viendo es que la señora Chávez ha sido objeto de un asilo político que le acaba de conceder el gobierno de México, por tanto, está protegida por México».
El especialista subrayó que, legalmente, el Estado acreditado (México) es el único que califica la concesión del asilo. En consecuencia, Perú está en la obligación de entregar el salvoconducto para que Chávez abandone el país, una responsabilidad que subsiste incluso tras la ruptura de las relaciones diplomáticas.
Si Perú no extiende el salvoconducto, cometería un «completo error», enfrentándose a la imputación de no respetar la Convención de Caracas de 1954 y la propia Constitución Política del Perú. Esto significaría un «dispararnos a los pies» en cuanto a la imagen internacional, y podría repetir la situación del caso Haya de la Torre, quien pasó casi cinco años asilado en la embajada de Colombia.
Asimismo, recalcó que las relaciones con México son estratégicas, siendo la segunda economía más grande de Latinoamérica después de Brasil. El rompimiento de relaciones generará un «detrimento» en el marco bilateral y afectará la participación en la Alianza del Pacífico, ya que «Perú y México están de espaldas».
Entrevista completa en nuestro canal de YouTube.
