Novak Djokovic, jugador de tenis masculino número uno del mundo fue rechazado en el aeropuerto de Australia por no estar vacunado y no avalar su permiso especial.
Desde que la pandemia brotó en el mundo, ha causado todo tipo de estragos en los deportes durante los últimos dos años. Los Juegos Olímpicos de Verano de Tokio se pospusieron un año. Los grandes acontecimientos tuvieron lugar en estadios vacíos. Los jugadores estrella han sido enviados a aislamiento justo antes de sus competencias después de dar positivo por el virus.
Al deportista serbio de 34 años se le había otorgado una exención médica para jugar en el Abierto de Australia, pero no pudo proporcionar «estándares de prueba adecuados» para ello, y por lo tanto se le negó la entrada al país. Se le dijo que se fuera de Australia después de un enfrentamiento de 12 horas con funcionarios del gobierno.
Tennis Australia le había concedido a Djokovic una exención médica para jugar en el primer Grand Slam del año, pero The Age informa que no le demostró a Border Force pruebas suficientes para su exención.
Por lo tanto, su visa ha sido cancelada y se le ha dicho que abandone el país hoy. Según los informes, está dispuesto a apelar la decisión. El primer ministro australiano, Scott Morrison, tuiteó: «La visa del señor Djokovic ha sido cancelada. Las reglas son reglas, especialmente cuando se trata de nuestras fronteras. Nadie está por encima de estas reglas».
Mr Djokovic’s visa has been cancelled. Rules are rules, especially when it comes to our borders. No one is above these rules. Our strong border policies have been critical to Australia having one of the lowest death rates in the world from COVID, we are continuing to be vigilant.
— Scott Morrison (@ScottMorrisonMP) January 5, 2022
Ya en la previa al Abierto de Australia, Novak declaró que no sabía si iría a Australia, pues consideraba que no se podía discriminar a alguien si quiere decidir por sí mismo o si quiere vacunarse o no. “Estoy muy decepcionado con la sociedad mundial en este momento” añadió, quien pretende ser el tenista con más Grand Slams ganados de todos los tiempos, marca que por ahora comparte con Rafael Nadal y Roger Federer.
La situación de Djokovic, una de las figuras más polarizadoras del tenis, es una muestra de lo álgido que puede tornar el debate sobre las vacunas y cómo se debe manejar la pandemia ahora, especialmente en Australia, donde el igualitarismo se considera un principio sagrado, y donde «el tenis», como se llama al Open, también es amado por lo que a menudo parece una nación entera de fanáticos del deporte.
Se convirtió en una confrontación entre una superestrella del deporte y el líder más poderoso en uno de los países más prósperos del mundo, donde funcionarios gubernamentales, ciudadanos, medios de comunicación e incluso algunos compañeros de juego criticaron la exención, lo que aparentemente provocó el cambio repentino.
Es por eso que, si bien los recorridos profesionales masculinos y femeninos no requieren una vacuna, los oficiales de tenis están a merced de los gobiernos locales, estatales y nacionales en el poder donde se llevan a cabo los torneos. Es posible que Djokovic se enfrente a estas circunstancias en otras competiciones si los países requieren una vacuna para ingresar o un gobierno local la requiere para trabajar.
Lo cierto es que aún con muchas victorias en su haber, el número uno del tenis proyecta una carrera que ha estado llena de controversias por sus decisiones, provocadas por el comportamiento de un campeón que puede ser tan voluntarioso e inflexible fuera de la cancha como él.
