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EL EJÉRCITO SE ENFRENTA A LOS POLICÍAS REBELDES Y LIBERA A CORREA

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 La protesta de policías en Ecuador por la reducción de sus beneficios salariales ha llevado el caos al país y ha puesto en jaque al Gobierno del país, que ha decretado el estado de excepción y denunciado un intento de golpe de Estado inspirado por la oposición. El Ejército, leal al presidente Rafael Correa, se enfrenta en estos momentos a tiros a los sublevados en los alrededores del edificio donde el mandatario se encuentra retenido desde hace diez horas por los amotinados, que le impiden salir del hospital militar adonde acudió tras hacerse daño en una pierna recién operada y por aspirar gases lacrimógenos durante la revuelta.

El presidente asegura que no negociará mientras esté atrapado. "Olvídese de cualquier acuerdo o cualquier diálogo mientras no pueda salir", ha declarado en una conexión telefónica con Ecuador TV, cuya señal es emitida en todos los canales de televisión del país. "Saldré de aquí como presidente o con los pies por delante", sentencia.

El ministro de Relaciones Exteriores, Ricardo Patiño, ha sido también hospitalizado al ser golpeado en la cabeza por policías sublevados. En el momento de ser ingresado, Patiño presentaba una herida y manchas de sangre en su camisa.

El Gobierno ha confirmado además que un civil ha fallecido y varias han resultado heridas como consecuencia de los enfrentamientos entre los sublevados y los seguidores del presidente. Según Cruz Roja, el número de heridos alcanza el medio centenar. El Ejecutivo también precisó que el Ejecutivo solo negociará si los policías renuncian a la violencia. "Deseamos que esto se resuelva por los mecanismos de diálogo, sin que ese diálogo signifique una imposición de ninguna naturaleza", recalcó.

Antes de ingresar en el hospital, el presidente se enfrentó a los rebeldes en la sede del Regimiento 1 de Quito. "Señores, si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana, mátenme si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre, cobardemente escondidos", dijo visiblemente exaltado. Poco después, en declaraciones a un canal de televisión ecuatoriano, proclamó: "Es un intento del golpe de Estado de la oposición", ha asegurado Correa. "Me siento traicionado, no por todos, pero habrá que depurar", añadió.

Estado de excepción

El Gobierno ha declarado el estado de excepción en el país durante una semana y anunciado que el Ejército tomará en sus manos la seguridad del país. El ministro de Exteriores, Ricardo Patiño, instó a los cientos de partidarios de Correa congregados fuera del Palacio de Gobierno de Carandolet, en el centro de Quito, a que acudieran al hospital a rescatar al presidente. Los amotinados han lanzado gases lacrimógenos a los grupos que lo han intentado, pero unos 2.000 han conseguido llegar hasta las inmediaciones del edificio y se están enfrentando con los agentes, a los que triplican en número.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas ecuatorianas, Ernesto González, rodeado de otros altos mandos militares, ha manifestado el apoyo del Ejército al presidente y su respeto por las instituciones democráticas, y ha aclarado que Correa es su "máxima autoridad". No obstante, ha pedido "encarecidamente" la revisión de la ley que ha provocado la protesta. Algunos soldados se sumaron en los primeros momentos a la protesta y tomaron la pista del aeropuerto de Quito, sede también de la base aérea militar más importante del país, que ha reabierto tras permanecer cerrado durante varias horas.

Los policías han tomado la Asamblea Nacional, cuarteles y calles principales en diversos puntos del país. Quito se ha convertido en una ciudad fantasma. Las escuelas e institutos han enviado a los estudiantes a sus casas. En las entidades públicas se ha dado la orden de que el personal se retire a sus hogares. A esta hora la mayoría de la población de la capital permanece en sus casas, a la espera de que las Fuerzas Armadas inicien los controles en la vía pública. Sin embargo, aún no se ha visto a ningún miembro del Ejército en las calles.

Los comercios han cerrado las puertas tanto en Quito como en las ciudades de Ibarra, Esmeraldas, Cuenca, Ambato, Loja y Guayaquil. En esta última se han registrado hace pocos minutos un nuevo saqueo a un centro comercial. El temor es generalizado en la población, tanto a ataques de la delincuencia como al enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad. Además, la ciudadanía ha criticado que la única vía de información sean los canales gubernamentales.

Imágenes de televisión han mostrado a los policías en uniforme de tropa quemando neumáticos en varios puntos de Quito. Los uniformados han dicho que no cederán en su protesta. Todos los vuelos desde y hacia ese aeropuerto han sido suspendidos.

Comisión para poner fin a la crisis

Como salida a la crisis, el Gobierno y los policías sublevados intentan crear una comisión de negociación para poner fin a los conflictos y que estaría conformada por cinco miembros de la cúpula policial y cinco representantes de mandos inferiores, según afirma una periodista que se encuentra en el hospital donde permanece Correa.

Los amotinados exigen la restitución de varios beneficios, entre ellos un bono de la policía, los años previstos de ascensos, las condecoraciones, eliminados con una nueva Ley de Servicios Públicos aprobada anoche. Todo ello supone alrededor de 30 millones de dólares (22 millones de euros), de los que los policías solicitarán que la mitad sea destinada a la construcción de viviendas para agentes.

Poco después de los primeros disturbios, el presidente Correa se dirigió junto el ministro del Interior, Gustavo Jalkh, a decenas de policías de tropa en el Regimiento 1 en Quito y desde una ventana de una oficina del edificio intentó dialogar con los manifestantes, que le abuchearon y lanzaron objetos y gases lacrimógenos.

"No daré ni un paso atrás, si quieren tomarse los cuarteles, si quieren dejar a la ciudadanía indefensa y si quieren traicionar su misión de policías, traiciónenlos", exclamó Correa en un encendido discurso. "Señores, si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana, mátenme si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre, cobardemente escondidos", dijo y agregó que su Gobierno seguirá "con una sola política de justicia, dignidad".

"Si quieren destruir la patria, destrúyanla, pero este presidente no da ni un paso atrás, ¡viva la patria!", ha finalizado Correa. Los policías lanzaron gases lacrimógenos al mandatario, que tuvo que retirarse rápidamente de la ventana desde la que hablaba. Correa fue operado recientemente de su rodilla derecha, que se ha vuelto a lastimar al salir de prisa del regimiento.

La revuelta se produce en momentos en que el presidente Correa considera disolver el Congreso ante el estancamiento que existe en la aprobación de varias leyes de reducción de gastos estatales. Incluso varios parlamentarios de su partido se oponen a estas leyes. La disolución le permitiría legislar por decreto y convocar elecciones anticipadas.

El ministro coordinador de Seguridad Interna y Externa de Ecuador, Miguel Carvajal, ha reconocido que su país está ante una situación "delicada" y frente a un proceso de "desestabilización del Gobierno y la democracia". Los Gobiernos latinoamericanos y España han mostrado su apoyo al Gobierno de Correa y esperan que la situación se solucione de forma pacífica.

Otra vez turbulencias

Ecuador tiene una larga historia reciente de golpes de Estado y revueltas. Desde 1997 hasta 2007 ha habido ocho presidentes en Ecuador. "Lo triste es que aparentemente habíamos superado ese ritmo cíclico de golpes de Estado y alzamientos", afirma Rubén Dario Buitrón, editor del diario El Comercio, al que la situación en las calles de Ecuador le recuerda "a los peores momentos de 2000, cuando el golpe que acabó con el poder de Jamil Mahuad". Y añade que estos acontecimientos marcan "un punto de inflexión en la supuesta idílica relación que mantenía Correa con el pueblo"

"Es la primera vez en sus años de gobierno que la población se le levanta a un presidente que tiene una gran popularidad", agrega Buitrón, quien considera que la salida al conflicto es que la Asamblea se reúna y derogue la ley, aunque, a su juicio, no cree que Correa vaya a dar marcha atrás en su decisión. La situación de Ecuador ha tomado posición en la lista de Trending Topics de Twitter.

Cortesía: El País