A casi un mes de la salida del primer vuelo humanitario con 115 venezolanos desde Arica Chile hacia su país de origen, la realidad ha cambiado rotundamente. Hubo un largo proceso, en el que cientos de extranjeros tuvieron que convertir el desierto que divide a Chile y Perú en un campamento y los espacios públicos de ambas ciudades fronterizas también se vieron invadidos, careciendo de los servicios fundamentales. Pero, ¿cómo se llegó a ese punto?
El 24 de septiembre de 2021, se dio una marcha en Iquique contra migrantes sin hogar que se convirtió en un hecho de vandalismo, donde se vió un fuerte rechazo llegando al punto de quemar las pertenencias de decenas de personas sin hogar. Tiempo después, el 16 de febrero de 2022, el gobierno de Piñera decretó un estado de emergencia que fue prorrogado dos veces para que más carabineros y militares custodien sus fronteras con Bolivia y Perú.
Por su parte los espacios públicos como plazas y óvalos de Tacna fueron tomados como lugar de descanso por migrantes, mientras que el 25 de abril, se recibió el apoyo de 200 policías en la frontera gracias a las coordinaciones del gobierno regional con el Ejecutivo.
Por otro lado, tuvo que pasar 1 año, 2 meses, y 11 días desde que Chile declaró el estado de emergencia para que nuestro país publique el DECRETO SUPREMO Nº 055-2023-PCM “Artículo 1. Declaratoria de Estado de Emergencia Declarar por el término de sesenta (60) días calendario (…) para el restablecimiento del orden interno”
Dos días después salió a la luz gracias a un reportaje de un medio capitalino, cómo carabineros guiaban a migrantes para que puedan cruzar la frontera, caso que según expertos ameritaba una nota de protesta, como lo expresó Miguel Rodríguez Mackay internacionalista.
Por su parte el gobierno chileno hizo llegar una nota de protesta por las desafortunadas declaraciones del alcalde de Tacna, donde señala como “innombrable” e “irresponsable” al presidente del vecino país.
Superada las diferencias de una difícil vecindad, en la ciudad heroica, las decisiones sobre los migrantes iban tomando forma tras el reclamo constante de la población que salía a marchar por las diferentes arterias de la ciudad.
La plaza Grau fue desocupada luego de más de un mes de invasión y los extranjeros fueron acogidos por la Casa del Migrante “Santa Rosa de Lima” en Tacna. Asimismo, el 7 de mayo partió el primer vuelo humanitario del aeropuerto internacional Chacalluta en Arica hacia Caracas, Venezuela llevando a más de un centenar de migrantes.
El 10 de mayo de 2023 con el campamento aún vigente, la defensora del pueblo Eliana Revollar Añaños y su homóloga chilena la directora del Instituto de Derechos Humanos Consuelo Contreras constataron la situación que aún vivían los que no pudieron acceder al vuelo humanitario, donde Añaños dió declaraciones y reportó 5 casos de agresión sexual, resaltando la vulnerabilidad de las poblaciones de migrantes.
En esta crisis vislumbramos los problemas que tuvieron tanto los extranjeros, como nuestras autoridades, ya que como lo explica el prefecto regional, Stephen Ugarte, las autoridades a veces deben lidiar con las demoras de ciertos decretos, pero intentan actuar de manera inmediata.
Pero el director de la casa del migrante “Santa Rosa de Lima”, Clailson Barp indica que ha sentido que la responsabilidad de los migrantes recayó en la Iglesia, y según su parecer, las autoridades también debían atender el lado humanitario.
Ahora ya no vemos campamentos en nuestras calles pero no sabemos cuándo se podría volver a repetir, ya que como lo explicó una trabajadora del albergue de migrantes, ellos no salen de su país porque quieren, sino porque se ven obligados por la situación que viven.
La pandemia y esta ola de migrantes nos ha enseñado que no estamos preparados para un panorama como el que vivimos, y debemos saber que un buen soporte legal y protocolos migratorios, pueden hacer una diferencia sustancial en la vida de tantos niños, niñas, mujeres y varones que arriesgan su vida por un futuro mejor. Quien no conoce su historia está condenado a repetirla.
