Desde que tengo uso de razón, siempre me he interesado en temas de carácter político, fundamentalmente de las instituciones “CONSTITUIDAS” que nacieron gracias al aliento de la Constitución. Pero después de ser profesional y con el correr del tiempo, nunca me imaginé que nuestra norma cúspide iba ser tan manoseada como lo hacen ese grupo de impresentables que forman parte del primer poder del estado.
Solo retrocederemos algunos meses y seguimos escuchando que TODOS SE VAN, que el Congreso está lleno de corruptos, que la primera funcionaria del país, no goza de buen porcentaje de aprobación.
Últimamente está de moda la JNJ, los baños del Congreso que tienen que ser con tecnología, créditos suplementarios para la suba de dietas, comisiones y bonificaciones en favor de los tiranos. Uno de ellos que grita a los cuatro vientos que el Congreso está lleno de homosexuales, etc, etc… ¿Qué está pasando? ¿Qué nos está pasando? Somos o nos hacemos los cojudos. Como es posible que no exista ningún tipo de reacción por parte de la población, como es posible que nadie tenga los “testes” suficientes como para levantar la bandera del “basta ya”. Realmente es sorprendente certificar día a día, frente a los programas televisivos y radiales, como un grupo de lacras, se levantan el país sin ningún tipo de remordimiento y menos de control.
Razón tenía mi maestro de derecho constitucional, a quien le gustaba hablar mucho de política en las aulas universitarias de la Católica de Arequipa. “LA POLÍTICA ES EL CONDUCTO DE DESAGÜE DONDE LA KK SALE A FLOTE” (Claro está con honrosas excepciones del ayer y hoy). Esto lo escuché hace 40 años atrás en mi alma mater y me da pena certificar que mi maestro no se equivocó. Esto lo ratifica la pestilencia que emana del Congreso cada vez que quiere hacer modificaciones constitucionales. Antes era la inmaculada CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO PERUANO, hoy es la vulnerada, violentada pisoteada y DESNATURALIZADA CONSTITUCIÓN.
Se dice que la culpa la tienen los votantes, puede ser, porque tenemos las autoridades, no que nos merecemos, sino que escogemos, pero ¿Qué es lo que pasa después? Se entiende que cada uno está en sus actividades diarias, se entiende que cada uno tiene que velar por sus propios intereses, sobre todo familiares, pero somos un país de cojudos que caminamos con los zapatos embarrados de kk, y no nos interesa llegar a la casa con dicho olor, cuyo consuelo es solamente abrir la ventana para que la PESTILENCIA SE ALEJE DE NOSOTROS.
Eso es un error, es no quererse, eso es ser cómplice de todos lo latrocinios. Estoy de seguro dentro de ese grupo, pero creo, ahora sí creo, que hay que despertar y ponerle freno a todo ese vendaval de arbitrariedades, de situaciones por conveniencia, porque definitivamente si no hacemos algo, no solo va a salir un “orate” de presidente, sino que además seguiremos siendo UN PAÍS DE COJUDOS.
AGUANTA PERU.
RETEME.
